Frases de Conde De Lautréamont

 Conde De Lautréamont (1846 -1870 )Frances, poeta, escritor

• Los sentimientos son la forma de razonamiento más incompleta que se pueda imaginar.

• El plagio es necesario. Está implícito en el progreso.

• ¡Aritmética! ¡Algebra! ¡Geometría! ¡Trinidad grandiosa! ¡Triangulo luminoso! ¡El que no os ha conocido es un insensato!

• Se dicen cosas sólidas cuando no se procura decir con ellas cosas extraordinarias.

• La duda es un homenaje tributado a la esperanza. No es un homenaje voluntario. La esperanza no admitiría ser sólo un homenaje.

• Para describir el cielo, no es necesario transportar hasta él los materiales de la tierra. Es necesario dejar la tierra, sus materiales, allí donde están, a fin de embellecer la vida con su ideal.

• Tenemos libertad de hacer el bien.

• La moderación de los grandes hombres sólo limita sus virtudes.

• El juicio es infalible.

• Bondad, tu nombre es viril.

• No reneguéis la inmortalidad del alma.

• El elefante se deja acariciar. El piojo no.

• La poesía debe ser hecha por todos.

• La poesía debe tener por objetivo la verdad práctica.

• Mi poesía consistirá, sólo, en atacar por todos los medios al hombre, esa bestia salvaje, y al Creador, que no hubiera debido engendrar semejante basura.

• Un poeta debe ser mas útil que cualquier otro ciudadano de su tribu.

• Ya es hora de reaccionar contra lo que nos ofende y nos doblega autoritariamente.

• Para los valientes el encanto de la muerte no existe.

• La desesperación es el más pequeño de nuestros errores.

• Sólo puede juzgarse la belleza de la vida por la de la muerte.

• No soy todavía un esqueleto y la vejez no se ha pegado a mi frente.

• Sufrir es una debilidad, cuando es posible evitarlo y hacer algo mejor.

• Nada menos extraño que las contradicciones que se descubren en el hombre.

• Todo el agua del mar no bastaría para lavar una mancha de sangre intelectual.

• Los grandes proyectos se estiman cuando uno se siente capaz de grandes éxitos.

• La poesía no es la tempestad, tampoco el ciclón. Es un río majestuoso y fértil.

• No conozco obstáculo que supere las fuerzas del espíritu humano, salvo la verdad.

• La generosidad disfruta de las felicidades ajenas, como si fuera responsable de ellas.

• Los hombres que no se baten en duelo creen que los que se baten en duelo a muerte son valerosos.

• Las invenciones de los hombres van en aumento. La bondad, la malicia del mundo en general, no sigue siendo la misma.

• Sepulturero, es hermoso contemplar las ruinas de las ciudades, pero es más hermoso todavía contemplar las ruinas de los hombres.

• No trasmitáis a los que os leen más que la experiencia que se desprende del dolor, y que no es el dolor mismo. No lloréis en público.

• El hombre es el vencedor de las quimeras, la novedad de mañana, la regularidad de la que el caos se queja, el tema de la conciliación.

• El verdadero dolor es incompatible con la esperanza. Por muy grande que sea ese dolor, la esperanza aún se alza a cien codos más arriba.

• Solamente admitiendo la noche físicamente, se le ha llegado a aceptar moralmente. ¡Oh, noches de Young! ¡Cuántas jaquecas me habéis causado!

• Hay una filosofía para las ciencias. No la hay para la poesía. No conozco moralista que sea un poeta de primer orden. Es extraño, dirá alguien.

• ¡No hagáis como esos exploradores sin pudor, espléndidos de melancolía a sus ojos, que encuentran cosas desconocidas en sus espíritus y en sus cuerpos!

• ¡Pese a la contemplación de nuestras grandezas, que nos domina por completo, tenemos un instinto que nos corrige, que no podemos reprimir, que nos educa!

• Hay que saber arrancar bellezas literarias hasta en el seno de la muerte, pero esas bellezas no pertenecen a la muerte. La muerte no es más que la causa ocasional.

• Varias cosas ciertas son contradichas. Varias cosas falsas no son contradichas. La contradicción es la señal de la falsedad. La no contradicción es el signo de la certeza.

• Vuestro espíritu es arrastrado continuamente fuera de sus casillas y, sorprendido en la trampa de las tinieblas, construido con arte grosero por el egoísmo y el amor propio.

• Bueno es que se obedezcan las leyes. El pueblo comprende lo que las hace justas. No se las abandona. Cuando se hace depender su justicia de otra cosa, es fácil tornarla dudosa.

• La duda ha existido en todo tiempo como minoría. En este siglo está en mayoría. Respiramos la violación del deber por los poros. Eso sólo se ha visto una vez, y no se volverá a ver.

• Existe una convención poco tácita entre el autor y el lector, por la cual el primero se denomina enfermo, y acepta al segundo como enfermero. ¡El poeta es quien consuela a la humanidad! Los papeles están arbitrariamente invertidos.

• El bien es la victoria sobre el mal, la negación del mal. Si se canta el bien, el mal es eliminado por ese oportuno acto. No canto lo que no hay que hacer. Canto lo que hay que Hacer. Lo primero no contiene lo segundo. Lo segundo contiene lo primero.

• Tan grande es el hombre, que su grandeza se revela sobre todo en que no quiere reconocerse miserable. Un árbol no se sabe grande. Ser grande es reconocerse grande. Ser grande es no querer reconocerse miserable. Su grandeza refuta sus miserias. Grandeza de rey.

• Se sueña sólo cuando se duerme. Son palabras como sueño, nada de la vida, paso por la tierra, la preposición tal vez, el trípode desordenado, quienes han infiltrado en vuestras almas esa poesía húmeda de languideces, semejante a la podredumbre. De las palabras a las ideas sólo hay un paso.

• Soy hijo del hombre y de la mujer, según lo que se me ha dicho. Eso me extraña. ¡Creía ser más!

Más Frases

Frases de EMIL LUDWIG

Frases de LORENZO DE LA BEAUMELLE